El martes de la semana pasada se generó un gran revuelo mediático tras conocerse que la AFIP volvió a suspender a la multinacional Bunge del Registro de Operadores de Granos luego de obtener un fallo de la Cámara Federal de Apelación “A” de Córdoba a su favor.
Por tal motivo, La Política Online dialogó con diversas fuentes del sector agropecuario para intentar develar qué hay detrás de esta misteriosa suspensión y de las graves acusaciones que recaen sobre esta empresa, quizas la aliada mas importante en términos económicos, del kirchnerismo.
En primer lugar cabe aclarar que en los últimos tiempos la AFIP viene suspendiendo del Registro de Operadores de Granos de manera sistemática a todas aquellas empresas que no cumplen con los requisitos dispuestos por el organismo recaudador.
Sin embargo, la sanción a Bunge no es igual al resto de las suspensiones ya que, en definitiva, se trata de una grave acusación de fraude por parte del Estado argentino a una empresa multinacional por una suma que asciende a los 1200 millones de pesos.
Los que conocen del tema coinciden en señalar que tanto Bunge como el resto de las grandes multinacionales que operan en el negocio de los agroalimentos son en realidad grandes aliadas del Gobierno nacional que crecieron de la mano de Néstor Kirchner, se forrajon en miles de millones de dólares y en buena medida fueron beneficiaras de un modelo que propició la concentración brutal del mercado granario.
“Desde hace años en la Argentina el Gobierno es cómplice de las exportadoras de granos. Hay un claro sistema de corrupción entre el Estado y las empresas”, dijo a LPO Alberto Ferrari Etcheverry, ex presidente de la Junta Nacional de Granos (1983/1985).
“Los exportadores se quedaron ya con 2000 millones de dólares de las retenciones y aprovechan todas las ventajas que se les otorga para estafar al fisco con la complicidad de este Gobierno”, disparó Ferrari Etcheverry, que además es especialista en mercados.
Pero, si Bunge fuese aliada al Gobierno –tal como asegura el ex funcionario de Alfonsín-, ¿cómo se explica la sanción y la sucesiva investigación por presunto fraude que impulsa la AFIP a dicha empresa?
Hipótesis
En este sentido, otras fuentes consultadas por este medio –que no quisieron revelar su identidad- señalan que en realidad lo que busca el kirchnerismo no es romper la alianza con las multinacionales, sino más bien enviar un mensaje político de poder sobre ellas.
Y en este punto, el pago de retenciones anticipadas que pagan las empresas al Estado juega un papel fundamental. “Si el kirchnerismo ataca a estas empresas, estaría atentando contra su principal fuente de generación de recursos”, dijo una de las fuentes.
Por su parte, otras fuentes aseguran que desde el fallecimiento de Néstor Kirchner en 2010, las multinacionales perdieron buena parte de su poder de lobby, y, que desde que apareció en escena el “Cristinismo”, la relación se volvió mucho más tensa.
“Aunque existían diferencias, con Néstor las empresas tenían una relación mucho más fluida, con diálogo constante; con Cristina eso se acabó y las ordenes se bajan desde arriba directamente”, comentó un empresario del sector.
Bunge, un gigante mundial
Según información a la que puso acceder este medio, la multinacional Bunge –nacida en 1818- alcanzó en 2011 una facturación global récord de 58.743 millones de dólares, un monto que representa un crecimiento del 55% respecto de lo facturado en 2007.
El balance 2011 muestra a una compañía operando con cuatro grandes unidades: agronegocios; azúcar y bioenergía; alimentos y fertilizantes. El último año movió 142 millones de toneladas, de las cuales 117 correspondieron a commodities agrícolas.
El principal mercado de Bunge son los países europeos, que representan alrededor del 30% de su facturación total, mientras que detrás se ubican Estados Unidos, Brasil, Asia y la Argentina, por delante de Canadá.
En nuestro país, la compañía facturó en 2011 unos 3660 millones de dólares, una cifra que representa un 6% de su facturación total. Además, cuenta con 287 millones de dólares en activos a largo plazo que conforman el 4% del total de la empresa.
De esta manera, Bunge es la tercera exportadora de la Argentina por detrás únicamente de Cargill y Aceitera General Deheza (entre las más grandes también se encuentran Molinos Río de la Plata, Vicentin, Louis Dreyfus Commodities y ACA).
En tanto, en Brasil la firma facturó el año pasado 10.907 millones de dólares, al tiempo que cuenta con cerca de 4000 millones de dólares en activos y prevé invertir unos 2500 millones de dólares en biocombustibles en los próximos cinco años.
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