No surgió de un laboratorio de ideas o de algún estadista prescindente de la coyuntura, dispuesto, alguna vez, a tomar riesgos. Quieren dividir la Provincia de Buenos Aires para asegurar un reparto equitativo de la coparticipación federal.
El disparador fue la controversia por esos fondos que reclama, como intención declamativa, el gobierno de Daniel Scioli. Una eventualidad remota que el intendente de Bragado, Aldo San Pedro (FPV), considera salvable con un nuevo mapa político de los 135 municipios. “La provincia ha perdido muchos puntos de coparticipación. Es difícil juntar a todos los distritos federales para que nos apoyen en el Congreso Nacional para la remisión de mayores fondos. También hay que discutir cómo generamos mayores recursos los bonaerenses”. Y a continuación despachó sin trámite: “Estoy absolutamente convencido que se debe dividir la provincia de Buenos Aires”.
El pronunciamiento de este alcalde chacarero, en medio de un tironeo barrial entre funcionarios de Scioli y ministros del Gobierno nacional –encabezados por Florencio Randazzo (Interior)– abre una nueva instancia de reflexión política sobre las estrategias demográficas, las políticas de crecimiento con equilibrios institucionales y la regionalización sustentable para evitar los éxodos internos. Según la evaluación preliminar de especialistas, ayudaría a optimizar la gobernabilidad, mejorar los polos de desarrollo y sentar las bases de una nueva y equitativa representatividad institucional.
El molde sería con parte del Conurbano lindero a la Capital Federal integrado al Area Metropolitana. Y el Sur, la zona Oeste y la franja costera del Norte como otras tres realidades disímiles. Allí, en el Gran Buenos Aires, radica el 70% de la población bonaerense. Apenas el 2% del territorio consume en proporcionalidad los recursos que produce toda la Provincia. Pero, además, detenta más de la mitad de representación legislativa en Diputados y Senado provincial.
Por eso, a veces, de acuerdo con la denuncia de los habitantes del Interior –que viven entre La Plata con el arco geográfico después del tercer cordón urbano del Gran Buenos Aires hasta el deslinde con la Patagonia en el Sur y La Pampa en el otro contorno– siempre tienen más prioridad diez cuadras de asfalto en Budge que un camino rural de salida de la producción agropecuaria.
San Pedro no apela a una novedad del debate. En su momento tuvo andamiento político una planificación similar del presidente Raúl Alfonsín (1983-1989), que incluía el traslado de la Capital Federal a la ciudad de Viedma. No prosperó. Como dice el intendente, uno de los primeros en acompañar la candidatura de Néstor Kirchner en 2003, que continúe la “discusión imposible sobre los fondos coparticipables” o la resignificación de los 650 millones de pesos provenientes del antiguo Fondo del Cornurbano. La realidad es que entre el Gran Buenos Aires y la Ciudad Autónoma homónima, con el 1% del territorio nacional y casi 15 millones de habitantes (37% de la población total) mantienen un peso político e institucional que para muchos resulta insoportable.
Gentileza www.clarin.com.ar
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