Son horas tensas en el Frente para la Victoria, donde cada uno quiere hacer valer sus cartas mientras escudriña la jugada del otro. Los embates de la Presidenta y las intenciones K, la resistencia del Gobernador y la intrigante indefinición del tigrense.
El poker tiene un poco de azar, mucho de estrategia y una buena dosis de estudio sobre los gestos del rival. No siempre se gana con las mejores cartas, aunque tenerlas da mayores chances.
En el Frente para la Victoria, donde aún revista el aparentemente díscolo Sergio Massa, alrededor del paño se ubican el intendente de Tigre, el gobernador Daniel Scioli y, obviamente, la presidenta Cristina Fernández, quien cuenta con el mayor número de fichas, pese a que le falta un as para la certeza del triunfo.
Entre las movidas más fuertes aparece la advertencia ultra K de “cargarse al Gobernador”, o al menos forzarlo a una definición respecto de una candidatura a diputado. El mandatario provincial asegura que no se postulará a nada este año, aun cuando se lo pidan, y que defenderá su gobernabilidad. En su entorno adelantan que militarán por la lista del FpV en tanto y en cuanto logren lugares. De Massa, se sabe, la jugada pasa por ser o no ser, o por presentar lista apadrinada por afuera, una movida más redituable al pozo de Nación que al propio.
Juegan la modalidad Texas hold’em, es decir, con dos cartas en la mano y cinco descubiertas. Están en la etapa del Flop (tres naipes sobre la mesa); el Turn (uno más) será el 12 de junio, con el cierre de alianzas; y el River (última carta) se mostrará diez días después, con la presentación de las nóminas.
¿Terminarán los tres en la misma mesa?
Cristina
La Presidenta arremetió en Lomas de Zamora con la andanada de críticas a quienes no la “defienden” de “los ataques de las corporaciones”. Sin nombrarlo, dirigió los misiles hacia el gobernador bonaerense, quien acusó el impacto, pese a no ser el único destinatario de la ira.
No hubo una charla previa, y menos una posterior a ese acto en el que Cristina Fernández dejó bien en claro su absoluta negación a los grises. “El mensaje -aseguran voceros K- fue dirigido a Scioli, pero también a otros actores que titubean en las batallas que da el Gobierno”. Fue para Massa, quien amaga pero no termina de irse, y su juego de escondidas cansó en Olivos, y hasta para algún ministro que en su gestión suele mostrarse demasiado solo en la acción, en una actitud que molesta a la primera mandataria.
Así como Agustín Rossi fue premiado con una jaula de oro antes de verse sometido a otra derrota en Santa Fe, Florencio Randazzo, por ejemplo, podría verse forzado a ser parte de la lista de diputados nacionales. No obstante, el ministro de Interior y Trans-porte ya dijo que no sería candidato. ¿Un secreto develado o una expresión de deseo? Sólo él y Cristina lo saben.
La elegida sigue siendo Alicia Kirchner. De todos modos, nadie puede asegurar hoy quiénes van a estar en la nómina. La lista está encriptada y la llave sólo la tienen la Presidenta y su secretario Legal y Técnico, Carlos Zannini, a la postre quien se encargará de las seccionales bonaerenses.
Pero volvamos a la partida entre Cristina Fernández y Daniel Scioli. Un ultra K no camporista dijo a este medio que “es definitivo: si Scioli no tiene un alineamiento absoluto, nos lo vamos a cargar”. No por fuerte, la frase deja de ser una evidente expresión de deseo del ala dura del Gobierno.
Las alternativas para ir contra el mandatario bonaerense son, por ahora, dos: un juicio político, que, en la composición legislativa actual, es poco menos que utópico, o “invitarlo a defender el proyecto como candidato a diputado nacional”. El resultado es obvio: si acepta, luego de la elección intentarían forzarlo a asumir; si no acepta, es confirmar que está afuera.
Daniel
Scioli se enojó como pocas veces tras el acto de Lomas, pero no perdió la línea. Dejó pasar más de 24 horas para elaborar la respuesta. Lo hizo a través de diferentes diarios, para asegurarse amplia llegada, y repercusión en el resto de la prensa.
“Ella pide alineamiento y él sale a responder en Clarín; así, el también provoca”, reflexionan los K con relación a uno de los matutinos atendidos por el Gobernador en Tandil. Para el sciolismo, lo importante no es con quién lo dijo, sino lo dicho. Y en este caso resaltan que, como rara vez pasa, “Scioli salió a contestarle”.
No reviró la apuesta con los misiles de la Presidenta, pero en el entorno del mandamás provincial entienden como determinantes algunas definiciones. “No hay chances de que Daniel sea candidato en octubre, no lo hará, y lo dejó en claro cuando señaló que eso fue una circunstancia excepcional (en 2009)”, señalaron dos hombres de calle 6.
“También le dijo a Cristina que ella no es más la jefa, sino que sus jefes son los 16 millones de bonaerenses”, afirmó uno de los miembros del ala dura del sciolismo, e in-terpretó que “cuando Daniel dice que él también necesita que lo acompañen, repitió aquella frase del año pasado, cundo señaló que la lealtad es un camino de ida y vuelta”.
Los más moderados prefieren hacerse a la idea de un cambio en el viento capaz de disipar tanta borrasca. “Dio su parecer y aclaró su posición política; Daniel no va a romper porque es parte fundadora del proyecto, y está antes que otros que hoy salen a criticarlo”, aventuran. Claro que las señales no van demasiado acordes a esa esperanza. Scioli pidió una reunión con Cristina la semana pasada, y la respuesta fue la crítica en la tribuna.
Respecto de la actitud que podría tomar el Gobernador si lo dejan sin nada en las listas, hay quienes se animan a vaticinar una probable puja interna con una boleta apadrinada por el mandatario. Difícil que esto suceda, aun cuando para algunos la afirmación “voy a defender mi gobierno” puede encerrar esa jugada.
Sin embargo, el mandatario hará campaña por las nóminas del Frente para la Victoria si tiene dentro de las mismas hombres y mujeres propuestos por él.
“Alternativas hay varias , ya veremos: quedarnos en casa, no jugar en la campaña… Si no hay compañeros en las listas, no vamos a hacer campaña”, asegura un legislador vinculado al titular del Ejecutivo bonaerense. En tanto, algunos funcionarios provinciales arman en sus distritos, y saldrían a competir en internas para los concejos (ver nota de página 30).
Pese al presente de confrontación, Scioli quiere pasar esta partida con los menores sobresaltos posibles, y llegar a la mesa final donde está el verdadero premio, por el que se agigantó la interna en el oficialismo. Los equipos del Gobernador trabajan con intensidad en el post octubre. Después de las elecciones legislativas, cualquiera sea el resultado, largarán definitivamente el “Scioli 2015”.
Sergio
Massa observa desde afuera la pelea entre la Casa Rosada y La Plata, y sabe que los dardos también fueron para él. Tiene muchas fichas para encarar la partida, pero el gran dilema pasa por arriesgarlas ahora o conservar el capital para el juego final. En esa disyuntiva se mueve su propia gente. Mientras los íntimos le recomiendan esperar y no arriesgar ya, quienes lo ven como el lí-der le exigen la apuesta.
Muestra a los potenciales rivales una carta alta, y coquetea con ella sin avanzar. Siembra incertidumbre, y eso lleva a demoras en todo el arco opositor y en el propio oficialismo. Lo que haga no será ajeno para nadie, y hasta podría significar una paz simulada entre Balcarce 50 y calle 6.
Recién se ponen sobre la mesa las primeras cartas, pero la partida está tensa y candente. En el momento de la apuesta final se sabrá quién se queda con el mejor pozo.
Gentileza de www.latecla.net
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