Sergio Levin, el referente de la ONG Conduciendo a Conciencia plantea como soluciones una red de trenes y controles en lugares estratégicos.
Cada vez que se produce una tragedia como la de ayer, con un camión descontrolado como protagonista, Sergio Levin sufre. Ocurre que su hijo Lucas perdió la vida en un accidente similar, el 8 de octubre de 2006, en la que se conoció como la “Tragedia del Colegio Ecos”.
Lucas había ido con sus compañeros y directivos de Ecos a visitar una escuelita que apadrinaban, en el Chaco. De regreso, el micro que los trasladaba chocó frontalmente contra un camión que era conducido por un chófer ebrio. Doce personas murieron. Desde entonces, Levin se convirtió en un tenaz militante de la seguridad vial, con la ONG Conduciendo a Conciencia.
En un programa de televisión se dedica a concientizar y educar sobre el tema. Tras el siniestro de ayer, en el que un camión de origen brasileño que iba a gran velocidad por la mano contraria embistió a un ómnibus de pasajeros y ocasionó al menos 19 muertes, Levin atendió a Tiempo Argentino.
–¿Cómo se puede prevenir este tipo de situaciones?
–Con un gran sistema ferroviario de cargas. En los años noventa, al desmantelarse la red de trenes, se produce un auge de camiones en las rutas, que transportan mercadería por todo el país. Un sistema ferroviario de cargas reduciría la cantidad de camiones que están circulando. Como sucedió hoy (por ayer), un solo camión provocó una tragedia monstruosa. La situación vial en la Argentina está mejorando, pero está a la vista lo que puede hacer un inconsciente.
–Además de impulsar un sistema de transporte paralelo, ¿qué soluciones a corto plazo se podrían aplicar?
–Hacer más controles a los camiones en lugares estratégicos. Controles de documentación, de carga, de peso. Pero en lugares neurálgicos. No entiendo cómo un camión pudo ir 20 kilómetros, como se dice, en contramano en una autopista a 120 kilómetros por hora. No obstante, la consideración final del accidente puede variar de acuerdo con el resultado de las pericias.
–Usted es muy crítico del proyecto de ley sobre delitos viales que recibió media sanción en Diputados, el 29 de noviembre pasado.
–Se trata de un proyecto muy malo que se aprobó de forma unánime, con apenas algunas disidencias. Lo cierto es que no modifica nada. Cambia para no cambiar nada. Hay otro proyecto sobre delitos viales en el que trabajó la mayoría de las víctimas y familiares (el aprobado fue trabajado por las Madres del Dolor), pero los diputados no quisieron aprobarlo. Era un proyecto revolucionario porque incorporaba los delitos viales al delito penal. Elevaba la pena a cuatro años para que sea de cumplimiento efectivo. Hoy la pena es de tres años, por lo que es excarcelable. Pedimos levantar la pena porque la mayoría de los jueces, muchas veces, aplican la mínima en los hechos viales. Hubiera sido un cambio drástico en cuanto a delitos viales. Un cambio necesario.
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