Era la primera reunión para calmar los ánimos y terminó a las trompadas. Así de caliente está por estas horas el bloque de diputados del Frente para la Victoria en la provincia de Buenos Aires, tras la salida de su jefe, el camporista José Ottavis. Un plantel de 36 legisladores, por ahora doblado pero sin quebrarse.
La confirmación de la renuncia de Ottavis el martes puso en la superficie las diferencias que ya mostraban los distintos espacios. Justamente para amalgamar las grietas y explorar una salida sin ruptura, Marcelo Feliú ofreció su despacho ayer como anfitrión de un cuarteto de colegas de bloque: Fernando “El Chino” Navarro, del Movimiento Evita y uno de los referentes de la bancada; Walter Abarca, ex secretario de Néstor Kirchner, cercano a Máximo y quien sonaba para presidir el bloque; Horacio González, ex titular de la Cámara y representante del PJ histórico; y Héctor Quinteros, hombre de Florencio Randazzo.
Hablaban de “buscar mecanismos para preservar la unidad”, explicó a Clarín uno de los disertantes, cuando entró “de golpe un grupo de 13 o 14 diputados más”. El más exaltado, coinciden un par de testigos, era Alfonso Regueiro, a quien identificaron como “del grupo de Ottavis”. Entró a los gritos: “¡Todavía no velaron al muerto y ya se quieren repartir todo!”. Y pasó a los hechos. Primero lo encaró a Abarca, “por haber criticado” en público al hasta hace poco jefe del grupo. Luego fue por Quinteros. Lo increpó “por el reparto de las comisiones” y volaron las trompadas.
“Nos juntamos por la unidad y se armó un quilombo terrible. Pero ahora está todo re tranqui, eh…”, se reía ante la consulta de este diario uno de los diputados que insiste con mantener el bloque entero. Como gesto para no herir susceptibilidades, en la sesión de ayer hizo de vocera-coordinadora una diputada inocua en la pelea, Graciela Rego.
El problema es político, pero se resume en términos matemáticos: 36 diputados que pueden dividirse en 2 o 3, a partir de la salida de(l) 1. Navarro y González con su gente, por un lado; los camporistas que responden a Ottavis por otro, y los kirchneristas que impulsaban a Abarca aparte. ¿Quién los puede contener como jefe? ¿Un veterano como Juan José Mussi? Difícil. Para la semana próxima se esperan novedades.
“Desde que perdió la votación por el Presupuesto y el endeudamiento –en el arranque de la gestión de Vidal– estaba claro que tenía que dar un paso al costado”, admitían cerca de Ottavis. El camporista les dijo a los suyos que seguirá como “uno más”. ¿Cumplirá? Son tiempos convulsionados para el dirigente, no sólo en lo político sino también en lo personal. A las reiteradas y conocidas denuncias de su ex mujer por maltrato, que el diputado rechaza, se sumó en el verano un sonoro romance con la vedette Victoria Xipolitakis.
Gentileza: www. Clarin. com – Autor Eduardo Paladini
Leave a Reply