La ONG UPVA -Unidos Por la Vida y el Medio Ambiente y Vecinos Autoconvocados de la ciudad de Ramallo, hacemos saber a la comunidad nuestro rechazo a la propuesta impulsada por los concejales Marta Gómez y Ricardo Gorostiza, al proyecto de reforma de la ordenanza 5133/15 que marca un gran retroceso al trabajo de concientización conseguido en las Audiencias Públicas realizadas en nuestro partido para conseguir una ordenanza que regule la aplicación de agroquímicos, donde todos los sectores pudieron dar su opinión.
El logro de esta ordenanza en la que se prohíbe la fumigación aérea, los productos de banda roja y se alejan a 300 metro, las aplicaciones a partir de la zona urbana y escuelas rurales y cursos de agua, NO puede ser avasallado en favor de intereses económicos y en perjuicio de la salud.
Sendos estudios demuestran lo incontrolable de las derivas, pese a que el sector interesado lo niegue.
El ingeniero químico cordobés Marcos Tomassoni advierte que en las inversiones térmicas, cuando las capas de aire caliente se mantienen arriba, las fumigaciones pueden permanecer suspendidas en el aire por periodos prolongados y derivar largos trayectos en presencia de pequeñas brisas. Este fenómeno se manifiesta por lo general en las primeras horas de la mañana, desde la salida del sol, y las primeras horas de la noche, y con vientos inferiores a 7 kilómetros por hora.
La presencia de vientos corta la estabilidad atmosférica, y minimiza los efectos de la reversión térmica, no obstante se puede leer en el trabajo de la Comisión Científica Ecuatoriana que algunas gotas pueden permanecer en el aire 66 minutos y desplazarse 4.827 metros con una leve brisa (viento de 4,8 km/h) siendo lanzadas a una altura de 3 metros, muchas de las cuales se evaporarán antes de tocar el suelo.
En presencia de vientos, la distancia que pueden recorrer es incalculable. En estudios en Costa Rica y California se han encontrado residuos de pesticidas en zonas de bosques a más de 20 kilómetros.
Se ha demostrado que hay arena del Sahara en el Polo Norte, y un grano de arena es más grande y pesado que una microgota. Las microgotas de pulverización son casi como el vapor de agua, que viajan simplemente con el movimiento de la tierra, como las nubes.
Consciente de su peligrosidad, el Parlamento ruropeo, en el año 2009, dictó la directiva 128 prohibiendo las fumigaciones aéreas pero sin necesidad de cruzar el océano, en el año 2012 el CONICET informó que halló rastros de agroquímicos en la Antártida.
Desde el EMISA, espacio multidisciplinario de la UNLP, se está estudiando en campo, generando información acerca de la presencia y concentración de plaguicidas en las distintas matrices ambientales en espacios escolares y se promueve la capacitación docente al mismo tiempo que se alienta a los gremios docentes a acompañar en este trabajo, como lo están haciendo gremios santafesinos y entrerrianos (AMSAFE). En uno de estos estudios se encontraron plaguicidas en muestras de tierra de una escuela rural: glifosato, AMPA, fungicidas, plaguicidas viejos y diferentes componentes que hacen que el agua de los tanques no pueda ser consumida por los niños y docentes.
Asimismo, es importante señalar que en cuestiones de medio ambiente, cuando se persigue la tutela del bien colectivo, tiene prioridad absoluta la prevención del daño futuro (Fallos: 329:2316).
Desde qué lugar se puede permitir volver a fumigar las escuelas sin previo estudio del agua, aire y suelo sin monitoreo previo?
Es lícito llamar “democracia” a un simulacro en el cual la voluntad del pueblo está suplantada por cámaras empresariales y políticas.
Exhortamos a la comunidad, al sector docente, gremios, salud pública y al Consejo Escolar, a intervenir activamente en este nuevo atropello al derecho a la salud.
Artículo 41 de la Constitución Nacional:
“Todos los habitantes gozan del derecho a un ambiente sano, equilibrado y apto para el desarrollo humano y para que las actividades productivas satisfagan las necesidades presentes sin comprometer las de las generaciones futuras; y tienen el deber de preservarlo”
OMS:
Todos los niños tienen derecho a crecer en un ambiente saludable, esto es, a vivir, estudiar y jugar en lugares sanos. Interviniendo para proteger el entorno de los niños es posible salvar millones de vidas, reducir las enfermedades y conformar un mundo más seguro y saludable para el futuro de nuestros hijos.
Fuente: Ramallo Ciudad
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