Otro gigante solo podría vencer a Old Resian que contaba con más de una decena de partidos en los que ganaba y no contaba con partidos perdidos. Estaba invicto. A partir de hoy contará con una derrota que le hizo sufrir el “Naranja de la Ribera”. Fue 1 a 0 con gol de la “bombardera” Belén Aragón cuando el cero por cada lado se iba afianzando. La densa atmósfera del sintético de Del Acuerdo fue el escenario.
Encuentro pensado y estudiado y tan así que hasta en ciertas ocasiones se volvió deslucido aunque nunca cayó en falta de emociones. Cualquiera podía marcar la diferencia y a la vez ninguno de los dos quería perder. El juego se trababa en la mitad de la cancha y no había situaciones o, por el contrario, ni se pasaba por la línea central y se iba a jugar en tres cuartos de terreno de cada lado. Escasas ocasiones para convertir dejó la primera mitad. Un golpe en el caño izquierdo tras un córner corto para las rosarinas y una bocha cruzada y fuerte de las de la costa que controló la guardameta visitante. El juego fue en bloque y sin mover demasiadas piezas ni desacomodar estructuras porque se podría pagar un precio demasiado caro y todos los esfuerzos se volverían estériles si se hubiera tenido que pelear el partido desde la desventaja. Por eso el cero por bando era el resultado ajustado a la circunstancia y a la tensión del encuentro. Con respeto y precaución el segundo le jugaba al primero pero también este último ajustaba detalles porque bien sabía que las nicoleñas tienen poder de fuego letal.
El segundo mostró a un Regatas más decidido a buscar lo que tenía al alcance y podía conseguir: vencer al puntero y quitarle el invicto. Más agresivo el equipo con una forma pensada para conseguir la victoria que había planeado Aguilar. Con más delanteras y con un medio “guerrero” afrontaba la segunda instancia. Cada chance desperdiciada por cada equipo era motivo de lamento porque estaba claro que no habría tantas de las que disponer. La defensa regatense se fue afianzando y ya casi no corrió riesgos. Las del medio dejaron todo en cada bocha y las de adelante intentaban capitalizar y cristalizar en tanto aunque sea una oportunidad. Lo tuvo Mazón que fue a entrar al área como una topadora y encontró la resistencia de la arquera. Bonofiglio abrió demasiado el palo, en otra ocasión, y la bocha salió ancha. La tarde se desdibujaba y el partido se iba apagando cuando Aragón, la que hoy había tenido que ir a disputar a la mitad de la cancha y a intentar quitar y generar desde ahí porque Mazón se había estacionado de nueve y hoy la creación había quedado en los palos de Reta y de Bazán, corrió en diagonal hacia el arco pero alejándose de el y con un enganche hacia adentro definió por entre las piernas de la arquera de Old Resian. Hoy la bombardera pegó suave pero pensando como de costumbre. Probablemente ya no quedaban tantas fuerzas por la intensidad del juego, por el nerviosismo de tener el objetivo tan cerca y que se pudiera desvanecer de golpe o tal vez por la tensión mental que implicaba la concentración para no perder el orden y seguir las indicaciones técnicas que estaban llevando el partido hacia el éxito. Lo que vino inmediatamente después fue el “descomprimirse” porque Belén solo atinó a mirar a la tribuna local y a levantar los brazos con felicidad absoluta y a gritarlo tranquila porque estaba exhausta por el esfuerzo. Volaron los palos y se fundieron todas en un interminable abrazo que a pesar de la fuerza y la alegría tendía a derrumbarse porque ya casi no quedaban fuerzas de todo lo que se había dejado en la cancha, en cada bocha, en cada corrida. El juego se iba en pocos minutos y el equipo que hoy funcionó como grupo, como bloque compacto, como equipo (vale la redundancia aquí) le daba el golpe definitorio al gigante Old para que ya no se levantara y si lo intentaba ya fuese sin fuerzas porque el tanto de Aragón había coronado una tarde en donde Regatas fue un engranaje que fraccionó exacto en cada componente y que independientemente de las buenas actuaciones individuales a las que estamos acostumbrados, hoy la figura del conjunto náutico fue su temple, ese carácter valiente, fuerte y tranquilo para afrontar situaciones difíciles como la de hoy. Regatas hizo caer al gigante Old Resian y lo dejó sin invicto.
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