Un remisero circulaba alcoholizado con un nivel de 0.78 de alcohol en sangre. Se lo detuvo en un operativo de tránsito y el Juez de Faltas decidió multarlo por $4.500 más la suspensión por un año de su licencia de conducir.
Es una nueva condena ejemplar para los infractores que no solo realizan inconductas que ponen en riesgo su propia vida sino también quienes no demuestran interés por la vida de terceros inocentes.
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