Muchos sabemos, de algunos presos con historia en San Nicolás; muchos que hoy siguen siendo apadrinados, y refugiados por un poder simbólico que se los apropió por unas monedas y sirven al amo, y dan miedo y muerte a la gente. Son conocidos, somos todos conocidos.
Las salidas transitorias de los presos, es decir los que han sido justamente puestos en cárceles por cometer delito, son temas delicados. Estos personajes en sintonía con la complicidad de vaya a saber qué corporaciones o poderosos, salen a cazar; independientemente de que se lo quiera disfrazar de actos culturales. Cuando se encubren estas salidas, se posibilita una nueva posibilidad de delito, si cabe que tal afirmación resulte verdadera.
La resocialización comienza dentro de la cárcel, no con salidas transitorias. Gozar de una libertad a medias, es pretender que son buenos muchachos… y que ya no repetirán sus hazañas delictivas en contra de la libertad de los que no se han acercado al delito jamás. O, porqué sí repetirán sus hazañas bajo juramento de morigerar sus penas, si roban para la corona, que es menos dañino que si matan para los poderosos.
Uno puede preguntarse, ¿y si asesinan? Y ¿si roban?, entonces nadie mató, nadie robó; y nadie está porque no se puede estar al mismo tiempo en dos lugares distintos, cuando de uno de los lugares no se puede salir.
En San Nicolás hemos recibido llamadas comentando que vieron a presos, o supuestamente presos que están cumpliendo condenas, en sus casas, en la vereda, sin custodia o comiendo un asado. Y producto de creer que la gente “presume” y una no está segura, no da curso a estas llamadas, porque es peligroso y porque sobre todo, uno debe ser discreto…
No debe asombrarnos que la complicidad con el penal, tiene otras aristas que quizás tienen que ver con otros poderes u otros poderosos, dueños acaso de la ciudad, dueños acaso de un silencio, que produce una amenaza real a toda la ciudad.
San Nicolás también es Argentina….
Y cabe que nos preguntemos entonces ¿por qué nunca más se habló de las amenazas al fiscal general de la ciudad?, ¿porque nunca se aclaró?, nunca hubo más explicaciones de la supuesta vinculación entre las autoridades máximas del penal y los internos para: amenazar, silenciar, amedrentar o hasta matar a los fiscales.
Igual en San Nicolás debe quedar claro que, no hemos olvidado. Y aunque todos sepan quién es quién, también deducimos que hablar o escribir, también puede garantizarnos un miedo seguro. No olvidar es la consigna, es un principio de dignidad; acaso, un permiso que nos damos para pensar entre todos.
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